Un post de Kimota...
Como saben, uno necesita tener planes en esta vida. Para cierta gente a lo máximo que se puede aspirar es a que el de la cafetería por una vez no te escupa en el bocadillo de fuet, pero algunos de nosotros tenemos grandes sueños... ¡usar nuestro ingenio para controlar el mundo! ¡Tener un ejército de soldados que obedezcan nuestras órdenes! ¡Ser reverenciados como dioses! ¡Tener a Elsa Pataki y a Jessica Alba desnudas y a mi servicio! Y creo que está muy claro que es lo que obligaré a Jessica y a Elsa a hacer antes que nada, ¿no? Sí, exacto... ¡pegarle una paliza de muerte al cabrón del tipo de la cafetería!
Pero ya me estoy adelantando. Mis psiquiatras decían que era imposible ser un científico loco sin tener un mínimo de formación científica. ¡Ja! decía yo ¿Acaso no es cierto que David R. Fruhenmeinmer, el inventor de la bicicleta para loros, no era más que un humilde empaquetador de desodorantes? Yo no tendría conocimientos... ¡Pero tenía frikismo! Sí, amigos... me había tragado todas y cada una de las grandes obras que explicaban paso por paso como conquistar el mundo.
Mi primer paso sería la creación de un robot. No era tan fácil como parecía, no. Primero robé un maniquí del corte inglés, y tras mucho intentar conectarlo con mi ordenador, me rendí al ver que el maniquí no tenía puerto USB. Decidí que lo mejor sería dejarlo como estaba, ponerle un par de motores en las piernas que le hacían agitarse como un epiléptico cayéndose de un edificio, le puse un cassete con los grandes éxitos de Antonio Molina pero al revés y lo envié a Operación Triunfo.
Una vez mi robot hubo ganado Operación Triunfo y Eurovisión, aparte del duets con Mónica Naranjo, por fin tenía el dinero suficiente para poner en marcha la segunda parte de mi plan: desatar las fuerzas de la naturaleza!
Sí, amigos, sí, no hay nada como una amenaza de grandes proporciones para poner de rodillas al gobierno más duro. Terremotos, volcanes, virus mortales... Pero yo quería ser original, así que me decidí por... ¡El mundo de la moda! ¡Sí! Envié a mi mejor sicaria, una chica escapada de varios psiquiátricos en los que estaban encerradas varias de sus personalidades, para sacar por la televisión una serie de diseños espantosos que obligaran a la gente a pagar dinero para evitar tener que ver semejantes horrores por la calle.
Fue un fracaso, la gente enseguida se acostumbró y ahora encima Ágata no responde a mis llamdas.
Pero eso no me amilanó, no... lo que necesitaba era un ¡Rayo de la muerte! De momento he conseguido montar en el torreón más alto de mi mansión un cañón que lanza un rayo... capaz de darte un ligero dolor de cabeza y un ligero olor a escabeche, lo que no me es muy útil, especialmente contra esos cuatro hippies de la caravana mugrienta y su perro que hace una semana se apalancaron en mi casa y no quieren salir. "Investigamos misterios" dicen... Ya... ¡Lo que son es una panda de ocupas y unos jetas!
Por eso necesito con urgencia un ayudante deforme. Se apreciará que el sujeto tenga chepa, se llame Igor y pose una cierta tendéncia a llamárme "amo". Interesados, póngase en contacto con la redacción de "CdF".
Gracias.
Como saben, uno necesita tener planes en esta vida. Para cierta gente a lo máximo que se puede aspirar es a que el de la cafetería por una vez no te escupa en el bocadillo de fuet, pero algunos de nosotros tenemos grandes sueños... ¡usar nuestro ingenio para controlar el mundo! ¡Tener un ejército de soldados que obedezcan nuestras órdenes! ¡Ser reverenciados como dioses! ¡Tener a Elsa Pataki y a Jessica Alba desnudas y a mi servicio! Y creo que está muy claro que es lo que obligaré a Jessica y a Elsa a hacer antes que nada, ¿no? Sí, exacto... ¡pegarle una paliza de muerte al cabrón del tipo de la cafetería!
Pero ya me estoy adelantando. Mis psiquiatras decían que era imposible ser un científico loco sin tener un mínimo de formación científica. ¡Ja! decía yo ¿Acaso no es cierto que David R. Fruhenmeinmer, el inventor de la bicicleta para loros, no era más que un humilde empaquetador de desodorantes? Yo no tendría conocimientos... ¡Pero tenía frikismo! Sí, amigos... me había tragado todas y cada una de las grandes obras que explicaban paso por paso como conquistar el mundo.
Mi primer paso sería la creación de un robot. No era tan fácil como parecía, no. Primero robé un maniquí del corte inglés, y tras mucho intentar conectarlo con mi ordenador, me rendí al ver que el maniquí no tenía puerto USB. Decidí que lo mejor sería dejarlo como estaba, ponerle un par de motores en las piernas que le hacían agitarse como un epiléptico cayéndose de un edificio, le puse un cassete con los grandes éxitos de Antonio Molina pero al revés y lo envié a Operación Triunfo.
Una vez mi robot hubo ganado Operación Triunfo y Eurovisión, aparte del duets con Mónica Naranjo, por fin tenía el dinero suficiente para poner en marcha la segunda parte de mi plan: desatar las fuerzas de la naturaleza!
Sí, amigos, sí, no hay nada como una amenaza de grandes proporciones para poner de rodillas al gobierno más duro. Terremotos, volcanes, virus mortales... Pero yo quería ser original, así que me decidí por... ¡El mundo de la moda! ¡Sí! Envié a mi mejor sicaria, una chica escapada de varios psiquiátricos en los que estaban encerradas varias de sus personalidades, para sacar por la televisión una serie de diseños espantosos que obligaran a la gente a pagar dinero para evitar tener que ver semejantes horrores por la calle.
Fue un fracaso, la gente enseguida se acostumbró y ahora encima Ágata no responde a mis llamdas.
Pero eso no me amilanó, no... lo que necesitaba era un ¡Rayo de la muerte! De momento he conseguido montar en el torreón más alto de mi mansión un cañón que lanza un rayo... capaz de darte un ligero dolor de cabeza y un ligero olor a escabeche, lo que no me es muy útil, especialmente contra esos cuatro hippies de la caravana mugrienta y su perro que hace una semana se apalancaron en mi casa y no quieren salir. "Investigamos misterios" dicen... Ya... ¡Lo que son es una panda de ocupas y unos jetas!
Por eso necesito con urgencia un ayudante deforme. Se apreciará que el sujeto tenga chepa, se llame Igor y pose una cierta tendéncia a llamárme "amo". Interesados, póngase en contacto con la redacción de "CdF".
Gracias.