Y... bueno, sí, que los momentos involuntariamente jocosos están ahí: Luke cachondo perdido viendo dormir a Leia y a punto de meterle mano (si el beso de la segunda película no detuvo al que planeó hacerlo hermanos en la tercera, mucho menos un librucho como este), Vader convertido en un malo de opereta que quiere matar a Luke (nada de atraerlo al lado oscuro porque, bueno, ¡no es su hijo!)... pero nada de esto merece la pena. El libro solo tiene 250 páginas de mierda, pero cuesta un triunfo de leer. Venga pantanos, venga seres primitivos, venga salvarse de casualidad en el último momento... ¡qué cansino todo!
En fin, que tenía curiosidad por ver qué había escrito el tal Alan Dean Foster (que fue el negro de la novelización que he dicho antes) y en el pecado ha venido la penitencia: me he tragado un truño como un puño